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Hoy no me quedan palabras…


Así que escribiré poco.

Por aquello de la memoria, uno de los mayores y más sectarios ridículos que ha producido el subvencionado arte español. Esto es lo que pasa cuando dejas de ser un artista libre (te ganas el sustento con tu arte) y te conviertes en un cortesano (te ganas el sustento haciendo la ola al que te da la pasta). Con todos vosotros, los intelectuales de referencia de la izquierda defendiendo la alegría (la suya, claro).

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  1. Jose
    May 3, 2010 a las 7:31 pm

    Querido Rog,
    En muchos países hay artistas que manifiestan libremente su simpatía hacia un partido o candidato político, no veo que hay de malo en eso, siempre y cuando lo hagan desde el respeto y la tolerancia.
    Además, decir que artistas de la talla de Joan Manuel Serrat, Joaquín Sabina, Miguel Bosé o Ana Belén, que han vendido en su carrera artística millones de discos y llenado muchos estadios, se ganan el sustento gracias a que ZP les subvenciona es, cuanto menos, aventurado. Supongo que cuando Julio Iglesias presentaba públicamente su simpatía por Aznar y el PP no le reprochabas nada.

    Saludos.

  2. May 3, 2010 a las 9:14 pm

    Buenas noches, Jose.

    Es cierto, no son pocos los artistas que, en campaña electoral, se manifiestan a favor de una opción política.
    Y siempre a favor de una opción política. Es decir, aparecen en un mitin, se dan abrazos, se sacan fotos, dicen que éste o aquel candidato son los mejores… en fin, todo este tipo de cosas.
    Lo que nunca previamente había visto es a un elenco de artistas, poner verde a los que opinan (acertadamente, como se puede comprobar) contra la opinión en aquel momento de un gobierno (es decir, acudir a sacarles las castañas del fuego), llamándoles entre otras lindezas, agoreros y miserables.
    La letra es bastante explícita.

    Todos estos artistas se ganan bien la vida, pero más por la prebenda que tienen de ponernos un tributo arbitrario a través de la SGAE (legalizado por aquel a quien tanto cantan alabanzas) que por lo que ahora producen.

    Es un bonito modo de regalar una confortable jubilación a cambio de … hacer el ridículo en el tiempo.

    Sin embargo, me apasionaba mucho más el ridículo que la consabida y cómoda jubilación, porque pone de relevancia quién decía la verdad, y quién sabía sólo de música. Es un modo de decir que por mucho que toquen la cítara, son sólo canciones. Sus ideas estaban (y siguen) huecas.
    Por lo demás, me sigue encantando la elegancia de la voz de Ana Belén y ese tono quebrado de Sabina.

    Rog

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